Los usuarios de las alimentadoras de MiMacro siguen inconformes con el servicio desde su inauguración; el tiempo de espera es la queja más constate. Mi experiencia en la alimentadora fue la siguiente.
Llegué a la fila de la alimentadora C-01 en Belisario y periférico, la fila para abordar supera el centenar de personas. Atrás de mi está una joven que no quiere que diga su nombre, ella me comentó que fue “beneficiada” con el macro, hace el mismo tiempo que antes con la ruta 380.
Adelante de mi una señora de más de 60 años, quien al escuchar la plática me dice: “el problema son las alimentadoras. El sábado anterior tardó casi la hora en pasar, esto de Tonalá a Belisario, y hoy por la mañana tardó 40 minutos.”
Son las 6:15 p.m. sale rumbo a Tonalá un camión de la alimentadora ruta C01, gente de pie, hasta en los estribos.
A las 6:30 p.m. estoy arriba del camión, también en su máxima capacidad, gente de pié, “siempre es lo mismo, no dan abasto”, dice un señor molesto y cansado al momento de subir, comienza el traslado a Tonalá.
Después de unos minutos, todos apretados, charlo con una mujer no mayor a los 30 años, ella no le resulta grato el servicio de la alimentadora, mínimo tiene que esperar 20 minutos para tomarlo.
“El servicio no da abasto. Llego más tarde con mi familia, unos 40 o 50 minutos más de tiempo que lo hacía en la ruta 380. Además el puente peatonal está mal diseñado, una persona mayor o con discapacidad se le complica subir o bajar, y no hay elevadores, a mi me duele las rodillas por mi trabajo”.
A las 7:02 llegamos a Tonalá, donde están las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el camión aún lleno, y una larga fila en el tráfico les espera a los pasajeros que aún les falta para llegar a su destino.