mar. Oct 22nd, 2024
La Peluquería
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Los días de ir a la peluquería cuando era un niño, eran de mis favoritos. Mi padre me llevaba por Obregón, en el centro de Guadalajara, a la vuelta de la tienda de ropa Rayo, era donde mi padre compraba sus camisas “medalla”, era la marca que él usaba.

Era llegar al lugar y tomar asiento, seleccionar una revista o periódico del día, mientras que las charlas de todo y nada se agudisaban en temas de política y futbol.

La Peluquería

Las revistas que tenían en dos mesas, una en cada extremo del local, era la de proceso, siempre, quehacer político, y no podía faltar la alarma, está publicación de nota roja con fotos impresionantes sin censura, o como le decía uno de los peluqueros “el sociales de mi colonia”; de periódicos el “Informador” y el “Esto”, que me gustaba mucho por su color sepia.

Otra de las cosas a destacar del lugar eran los carteles de la plaza de toros nuevo progreso, y en la mayoría aparecía Pedro Gutiérrez Moya “el niño de la capea”.

La Peluquería
Imagen tomada de redes sociales

Llegaba el turno mi padre, pasaba al sillón, mientras que él decía como quería el corte, era justo momento para tomar la alarma sin que se diera cuenta. El señor que hacia el aseo del lugar, constantemente barría el lugar, al ver lo que hacía cuando iba, comenzaba él a hacer su trabajo, de esa forma me ayudaba a no ser descubierto.

Además que tenia una gran habilidad para propiciar el debate acalorado. Ese día no fue la excepción, al decir en voz alta y sin titubeos que las Chivas tenían el Pajarito adelante y el águilas tenían “el pajarito” atrás, esto a referencia de los jugadores Jaime Pajarito y de Prudencio “el pajarito” Cortés.

Y los caballeros que estaban ahí se convertían en expertos en deportes, que minutos después después también eran grandes politólogos, abordando temas no solo locales, nacionales, sino también internacionales, y desaprobaban la invasión a las islas Malvinas. 

Minutos después el peluquero sacaba su navaja, y en un cinto de cuero le daba filo para hacer los últimos recortes, después de una gran botella toma la loción que te aplicaba y ardía como limón en cortada.

Siempre al salir íbamos a la vuelta a comprar cerveza de raíz, de un expendio que te la servían en bolsa con popote. Caminando a la terminal de camiones, mi padre me dijo una de sus múltiples frases, “hay que saber administrar los días de la vida, la reencarnación nadie la asegura, y si ya somos feos, no nos demos el lujo de ser pend…”.

Era mi turno, iba al sillón, con volumen bajo se escuchaba un acetato con la música de Javier Solis, “Llevame si quieres, hasta el fondo del dolor, hazlo como quieras por maldad o por amor”.

La Peluquería
Radio vintage

En su momento no la entendí, pero hoy les puedo asegurar que mi padre era un filósofo de la vida.


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Por Vish Fernandez

Columnista en portal de noticias de Guadalajara y CDMX. Gestor cultural, ganador de reconocimientos locales, nacionales e internacionales y promotor de la lectura.

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