El 5 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Estados Unidos, donde se eligió a quien gobernará el país por los siguientes cuatro años. Inicialmente, estas elecciones serían la continuación de la contienda del 2020 entre Joe Biden y Donald Trump.
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Sin embargo, el pasado mes de julio, Biden puso fin a su campaña presidencial y respaldó a su vicepresidenta Kamala Harris como la nueva candidata del Partido Demócrata.
Este cambio en la contienda presidencial, llevó a la pregunta sobre si Estados Unidos tendría por primera vez a una mujer presidenta o, si Trump lograría gobernar un segundo término.
El sistema electoral de Estados Unidos es diferente al mexicano, ya que en lugar de hacerlo sobre la base del voto popular, se realiza a través del Colegio Electoral.
El proceso del Colegio Electoral consiste en la votación de los lectores, los cuales son ciudadanos elegidos
por los partidos políticos.
A cada estado se le asigna una cantidad de votos electorales igual a la cantidad de senadores y representantes en su delegación en el Congreso de los Estados Unidos.
El Colegio Electoral está compuesto por 538 electores. Por lo que se requiere una mayoría de 270 votos electorales para elegir al Presidente.
En estas elecciones presidenciales, Estados Unidos experimentó una inclinación significativa hacia el Partido Republicano en comparación con las elecciones pasadas hace cuatro años.
En 2020, Biden había logrado ganar con 306 votos electorales y 81 millones 268 mil867 votos populares,
mientras que Trump obtuvo 232 votos electorales y 74 millones 216 mil 747 populares.
Este año, Trump logró llevarse la presidencia con 312 votos electorales y 76 millones 733 mil140 votos populares, ganando 80 votos electorales y dos millones y medio de votos populares más que las elecciones pasadas. Por otro lado, Kamala Harris solo obtuvo 226 votos electorales y 74 millones191 mil 960 votos populares.
Un elemento clave que ayudó a que Trump ganara estas elecciones, fue que logró llevarse el
voto de los estados bisagra. Los estados bisagra o swing states en inglés, son aquellos estados
en donde no hay una inclinación específica a ninguno de los partidos políticos (Demócrata y
Republicáno).
Estos estados son un elemento clave en las elecciones ya que la victoria de estos estados se convierte en un punto decisivo para ganar las elecciones a nivel nacional. Los estados bisagra en estas elecciones fueron siete: Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.
En las elecciones del 2020, seis de estos estados votaron a favor del Partido Demócrata a excepción de Carolina del Norte, pero esto no aseguró la victoria nuevamente para los demócratas. De acuerdo con encuestas, Kamala llevaba la ventaja en tres estados, incluyendo Pensilvania que es el estado bisagra con mayor número de votos electorales, pero cuando se hizo público el conteo de votos, el resultado final fue sorpresivo.
Trump logró revertir las previsiones en varios de estos estados, llevandose la victoria en los siete estados bisagra lo que terminó por consolidar su ventaja y, al final, asegurar los 270 votos electorales necesarios
para su victoria.
Este giro inesperado refuerza una vez más la naturaleza impredecible de las elecciones estadounidenses, donde los estados bisagra continúan siendo la pieza clave en la búsqueda de la presidencia.