La película mexicana de Amazon Prime Video, Juegos de Seducción, dirigida por Gonzalo Tobal, se presenta como un thriller erótico, pero lamentablemente no logra cumplir con ninguna de estas expectativas. El resultado es un filme que se desmorona en cada uno de sus elementos, desde las actuaciones hasta el guion.


Actuaciones Olvidables y Química Inexistente
Los protagonistas, Diego Boneta y Martha Higareda, ofrecen actuaciones que, en el mejor de los casos, son para el olvido. A pesar de los intentos por construir una química apasionada entre ellos, la falta de sensualidad en pantalla y unas escenas eróticas que resultan involuntariamente cómicas hacen que la premisa del “juego de seducción” sea totalmente inverosímil.

Un Guion Caótico y Sin Identidad
El guion, a cargo de Hipatia Argüero y Adriana Pelusies, es un verdadero desastre narrativo. La historia carece de coherencia, los personajes no tienen desarrollo ni perfiles definidos, y la trama no logra cuajar. La película intenta emular clásicos del género como Bajos Instintos, Vestida para Matar y Vértigo de Alfred Hitchcock, pero termina siendo un filme sin ritmo, sin intensidad y predecible, lo que la deja sin una identidad propia.

La trama sigue a un estafador, interpretado por Diego “Sigo siendo Luis Miguel” Boneta, quien se dedica a seducir y robar a mujeres vulnerables. Sin embargo, en un “giro” inverosímil, este experto en engaños cae rendido ante la supuesta vulnerabilidad de Carolina (Martha Higareda), llegando a enamorarse de ella después de una escena de canto desafinado. Todo esto, supuestamente, para librar a Carolina de su malvado y opresor esposo, un millonario interpretado por Alberto Guerra, a quien planean estafar para retirarse con una fortuna.

Incongruencias y Falta de Tensión
Juegos de Seducción cae en una serie de situaciones risibles y tremendas incongruencias. Si bien se podría perdonar la falta de elementos de thriller, giros en la historia, lo imperdonable es que el desarrollo del romance y la gran estafa no logran transmitir absolutamente nada. La película carece de atmósfera, tensión y erotismo, resultando en una experiencia cinematográfica que provoca más bostezos que emociones.