Un gran tema que se queda a medias tintas, diálogos simples, personajes desangelados, trama predecible y no logra impactar, es simplemente otra película que pronto nos olvidaremos que existe
La plataforma HBO Max recién estrenó la película “La Secta”, que es la adaptación de la novela “Tokyo” de Nicholas Hogg. La trama del filme se desarrolla en torno a una relación complicada entre un padre divorciado y su hija adolescente, mientras ésta a punto de entregarse a una secta de gran peligro.

El vínculo con el que se enrola a la secta es por un joven adolescente, que a primera vista surge el amor con un desconocido, relación poco creíble, y no vemos química entre ellos. Cuesta mucho empatizar con los personajes o entrar al thriller psicológico que desarrolla Jordan (hija de Ridley Scott) y nunca sientes la tención, sino que al contrario, por momentos es densa y aburrida dando una sensación de que le sobra tiempo.

Es una producción solvente en cuanto a medios, que no defrauda en cuanto técnica, hay buena dirección y cuenta además con un atractivo reparto encabezado por Eric Bana (que se prodiga poco en cine comercial), Sadie Sink (principal reclamo para el público joven gracias al trampolín de Stranger Things) y Sylvia Hoeks (Blade Runner 2049).

Es poco creíble que alguien, sin importar lo enamorado o inexperto que sea, no sospeche ante ciertas situaciones, ni confíe ciegamente en cualquier desconocido. El comportamiento de la víctima resulta poco convincente y el de los miembros de la secta es aún menos creíble, ya que sus intenciones son descaradamente obvias, forzando la situación de una manera apresurada para resolver la película.

En definitiva, La secta es una película entretenida, pero superficial. No profundiza en su premisa ni ofrece ninguna reflexión que pueda aplicarse a la realidad. Es intrascendente.