mar. Sep 9th, 2025
"El Desfile del Deshonor: Crónica de la Hipocresía Militar en México
Comparte si te ha gustado

La Paradoja del Desfile Militar: ¿Fuerza o Fragilidad?

Cada 16 de septiembre, la Ciudad de México se engalana para presenciar el desfile militar, una exhibición de poderío y disciplina que busca reafirmar la soberanía y la unidad nacional. Sin embargo, detrás de la marcialidad y los imponentes tanques, se esconde una profunda paradoja, una hipocresía que resuena con fuerza a la luz de las recientes revelaciones de Ismael “El Mayo” Zambada en los tribunales de Estados Unidos.

Te podría interesar:

alfabetizacion en el sistema penalAlfabetización en el sistema penal

El desfile, con sus batallones perfectamente sincronizados y su tecnología de punta, se convierte en un acto teatral, un espectáculo de propaganda que contrasta dolorosamente con la realidad de un país sumido en una violencia incesante.

La opulencia de la exhibición militar, que busca proyectar una imagen de fuerza inquebrantable, choca con la cruda realidad de un sistema en el que, según testimonios, los militares han sido comprados por el crimen organizado. Es una puesta en escena que busca tapar el sol con un dedo.

La ciudadanía, que ve en el desfile una muestra de lo que su ejército es capaz de hacer, se pregunta por qué esta supuesta fuerza no se utiliza para combatir a los cárteles que aterrorizan a la nación.

La respuesta, según las declaraciones de Zambada, es escalofriante: los militares no actúan porque han sido comprados.

El desfile, entonces, se convierte en una burla a la inteligencia de los mexicanos, un acto de propaganda que busca ocultar una verdad incómoda y perversa: que la supuesta omisión del ejército ante el crimen organizado no es por falta de capacidad, sino por una complicidad financiera que se ha extendido por más de medio siglo.

Esta situación genera una profunda desconfianza en las instituciones. ¿Cómo puede la ciudadanía confiar en un ejército que desfila con honor mientras, presuntamente, ha recibido un “salario” del crimen organizado para mirar hacia otro lado?

El desfile, en este contexto, no es un acto de celebración, sino un recordatorio de la traición y la corrupción que, al parecer, se ha enraizado en las más altas esferas del poder militar. La pompa y el esplendor del desfile no pueden ocultar la herida profunda de una nación que se siente abandonada por sus propias instituciones.

Un Espectáculo de Contradicciones

Las declaraciones de Ismael Zambada, en las que afirmó haber sobornado a políticos y militares de alto nivel durante más de cincuenta años, han desnudado la fragilidad de un sistema que el desfile pretende mostrar como inquebrantable. La opulencia de la exhibición militar, con sus batallones perfectamente sincronizados y su tecnología de punta, contrasta dolorosamente con la realidad de un país sumido en una violencia incesante.

El desfile, con sus tintes sociales y su énfasis en la proximidad del ejército con el pueblo, se vuelve una burla a la inteligencia de los mexicanos.

Se muestra una fuerza armada capaz de llevar ayuda humanitaria, pero se ignora su presunta incapacidad para enfrentar a los criminales que han desangrado al país. La contradicción es evidente y dolorosa.

Si las revelaciones de Zambada son ciertas, el ejército mexicano, lejos de ser el guardián de la nación, se ha convertido en un actor pasivo en la violencia, un cómplice silencioso que ha permitido que la delincuencia opere con total impunidad.

La hipocresía de los políticos y militares que organizan y participan en este acto teatral es evidente. Mientras desfilan con orgullo y muestran al pueblo una supuesta fuerza militar, en la sombra, un líder del crimen organizado declara que han sido sobornados durante más de cinco décadas. Es un acto de doble moral que lastima la confianza de la ciudadanía y socava la legitimidad de las instituciones.

La pompa y el esplendor del desfile no pueden ocultar la herida profunda de una nación que se siente abandonada por sus propias instituciones.

La exhibición de poderío militar se vuelve vacía y sin sentido cuando se contrasta con la realidad de un país en el que la impunidad y la violencia son el pan de cada día. La hipocresía de los líderes que organizan este desfile es un reflejo de la profunda crisis de valores que vive la nación.

El Velo de la Impunidad

La impunidad, que ha sido el sello distintivo de la relación entre el poder y el crimen organizado, se refleja en cada paso de los soldados en el desfile. Los militares marchan con disciplina y honor, pero en la realidad, la omisión y la complicidad han sido su modus operandi. El desfile, entonces, se convierte en un símbolo de la impunidad que ha corrompido a las instituciones y que ha permitido que la violencia se apodere de las calles.

La hipocresía de los políticos y militares que organizan y participan en este acto teatral es evidente. Mientras desfilan con orgullo y muestran al pueblo una supuesta fuerza militar, en la sombra, un líder del crimen organizado declara que han sido sobornados durante más de cinco décadas. Es un acto de doble moral que lastima la confianza de la ciudadanía y socava la legitimidad de las instituciones.

Un Caso que Desafía la Justicia y la Lógica

La presencia del ex secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, en una ceremonia oficial encabezada por la presidenta Claudia Sheinbaum, es un insulto a la inteligencia de los mexicanos. Este hombre, quien fue detenido en Estados Unidos en 2020 por cargos de corrupción relacionados con el narcotráfico, fue liberado en circunstancias extrañas y regresó a México, donde la fiscalía general de la República lo exoneró. Su reaparición en un acto público de tal magnitud es una bofetada a la justicia y una prueba más de la impunidad que impera en el país.

Una Burla a la Nación

La imagen de un general, supuestamente vinculado al crimen organizado, desfilando en un evento que conmemora la lealtad y el honor, es una burla a la memoria de las víctimas de la violencia y a la inteligencia de los ciudadanos. La clase política y militar, al permitir y participar en este acto, demuestra una desfachatez y una falta de respeto por el pueblo de México. El mensaje es claro: en este país, la justicia es un privilegio para unos cuantos, y la impunidad es una medalla de honor.

La Hipocresía al Desnudo

Este episodio pone al descubierto la profunda hipocresía de las élites políticas y militares. Mientras en público se jura lealtad a la patria y se prometen acciones firmes contra el crimen organizado, en la sombra, se protege y se celebra a aquellos que han sido acusados de colaborar con él. La presencia de Cienfuegos en un evento de Estado no solo es un acto de cinismo, sino también un recordatorio doloroso de que el problema de la corrupción y el narcotráfico no es una guerra, sino un negocio en el que los mismos que desfilan con gallardía son parte del problema.


Comparte si te ha gustado
Avatar photo

Por Fernando Arango

Destacado jurista y académico con una sólida formación que incluye una Maestría en Derecho Fiscal, un Doctorado en Ciencias de lo Fiscal y estudios de Posdoctorado en Derecho. Se especializa en la intersección entre el derecho, la economía y la geopolítica.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *