Un día como hoy, 8 de octubre de 1963, la pintora Remedios Varo Uranga fallecía en México, poniendo fin a una vida dedicada al arte y marcada por el exilio.
Varo fue una figura pionera; se destacó como una de las primeras mujeres en estudiar en la prestigiosa Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. Tras la Guerra Civil Española, su camino la llevó a establecerse en Barcelona, donde comenzó a forjar lazos con el círculo surrealista.

En 1937, marchó a París. Sin embargo, la ocupación nazi la obligó a emprender una nueva huida que la condujo a su destino final: México. Esta tierra se convertiría en su patria de adopción y el escenario donde su obra alcanzaría el reconocimiento de la crítica y el público.
Una Vida Entre el Arte y la Ciencia
Rodeada de talentos como su gran amiga Leonora Carrington, Varo dedicó su vida a la creación, plasmando en sus lienzos universos oníricos y apasionantes que son testimonio de su inmensa imaginación.

Además de su faceta artística, Remedios Varo demostró su versatilidad colaborando con una expedición científica en Venezuela junto a su hermano, realizando trabajos de ilustración. También aplicó su talento en el ámbito comercial, diseñando carteles publicitarios para grandes empresas como Bayer.

Su carrera se consolidó con hitos importantes, como la aclamada exposición de su obra organizada en México en 1955, que le valió importantes reconocimientos.
Al momento de su inesperado fallecimiento, hace sesenta y dos años, se encontraba trabajando en el que sería su último cuadro: “Naturaleza muerta resucitando”.

(Fuente: El taller de Artemisia, de Sandra Ferrer)