vie. Dic 26th, 2025
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En el corazón de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, la neblina no solo trae frío, sino también memoria. Este Pueblo Mágico, conocido por su atmósfera mística, resguarda entre sus callejones empedrados relatos que desafían la lógica. De todas las historias que los lugareños susurran a los visitantes, ninguna es tan persistente como la de “La misa de los difuntos”.

El despertar de una pesadilla
La crónica de este suceso se centra en María Josefina, una viuda de la alta sociedad sancristobalense recordada por su devoción y altruismo. Su rutina era inamovible: cada día, mientras la madrugada aún dominaba el valle, se alistaba para asistir a la misa de las cinco en el Templo del Carmen.

Sin embargo, una noche el destino le jugó una treta temporal. Al escuchar el repicar de las campanas, Josefina despertó sobresaltada. Creyendo que el tiempo se le escapaba, se vistió con premura y abandonó su hogar en silencio, evitando despertar a su anciano sirviente. Cruzó las calles desiertas y oscuras con paso acelerado, guiada por el eco del bronce que llamaba a los fieles.

Un altar sin rostros
Al entrar al templo, el alivio inicial de haber llegado a tiempo se transformó rápidamente en desconcierto. María Josefina se sentó en las bancas traseras, abrió su Biblia y comenzó su oración. Fue entonces cuando el silencio, pesado y antinatural, la obligó a levantar la vista.

El escenario era dantesco: las figuras que ocupaban los bancos, vestidas con ropajes de otra época, carecían de cabeza. Frente a ellos, en el altar, la figura del sacerdote oficiaba una liturgia muda, compartiendo la misma y aterradora ausencia de rasgos humanos.

La advertencia del fraile
Paralizada por el terror, la viuda intentó huir, pero una mano gélida se posó sobre su hombro. Al bajar la mirada, Josefina divisó el hábito de un fraile, lo que le brindó un segundo de falsa esperanza. Al subir la vista, la realidad la golpeó de nuevo: el religioso también estaba decapitado.

Pese a la falta de cuerdas vocales, una voz cavernosa emanó del espectro:

“Hija mía, esta no es una misa para los vivos; es para los difuntos”.

El impacto de aquellas palabras rompió el trance de Josefina, quien corrió hacia la salida mientras las campanas volvían a retumbar con un sonido fúnebre. En ese instante, al consultar la hora, la mujer comprendió su error: no eran las cinco de la mañana, sino la medianoche exacta.

Una leyenda vigente
Desde aquel episodio, la Iglesia del Carmen ha sumado una capa de misterio a su arquitectura colonial. Los habitantes locales advierten que, al cruzar la medianoche, el templo deja de ser un refugio de fe para convertirse en un portal. Dicen que aquellos que osan entrar a deshoras no asisten a un rito eclesiástico, sino a una ceremonia eterna donde los muertos, finalmente, encuentran voz.

Cambios clave realizados:
Titulación: Se añadió un título y subtítulos para estructurar la lectura (formato de crónica).
Vocabulario: Se sustituyeron palabras comunes por términos más descriptivos (dantesco, liturgia, espectro, atmósfera mística).

Ritmo: Se eliminaron redundancias (como “templo religioso”, ya que templo implica lo religioso) para dar más velocidad a la acción.
Manejo del tiempo: Se enfatizó el contraste entre la “falsa” madrugada y la medianoche real para aumentar el suspenso.


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Por Vish Fernandez

Columnista en portal de noticias de Guadalajara y CDMX. Gestor cultural, ganador de reconocimientos locales, nacionales e internacionales y promotor de la lectura.

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