MONTGOMERY, ALABAMA. – “No subí al autobús para que me arrestaran; subí al autobús para ir a casa. Solo quiero que se me recuerde como una persona que quería ser libre.” Estas palabras encapsulan el legado de Rosa Parks, la modista cuya firme negativa en un autobús de Montgomery se convirtió en un hito ineludible de la historia moderna.

El Día que la Historia Cambió de Asiento
Era el 1 de diciembre de 1955. Rosa Parks, de 42 años (no 52 como se mencionó anteriormente, dato importante para la precisión), regresaba de su jornada de trabajo. En la segregada Montgomery, Alabama, las leyes de transporte eran claras: los asientos delanteros eran para la población blanca y los negros debían ocupar la sección trasera. Si el área “blanca” se llenaba, cualquier pasajero negro estaba obligado a ceder su asiento.

Esa tarde, un pasajero blanco abordó el vehículo. El conductor, James F. Blake, ordenó a Parks y a otros tres afroamericanos que se levantaran. Ella se negó.
“Los negros van detrás; los blancos, delante, sin mezclarse. Si falta sitio para los blancos, los negros se levantan y en paz. Pero aquel día, la señora Parks se negó…”, reseñaba el periódico ABC en aquel momento, ilustrando la tensión social de la época.

De la Multa a la Prisión: La Semilla de la Resistencia
Ante su desobediencia civil, el conductor llamó a la policía, y Parks fue detenida. La multa impuesta por violar las leyes de segregación fue de 14 dólares.
No obstante, la modista se negó a pagar la multa e interpuso un recurso judicial. Tras ser rechazado, terminó encarcelada, pero su sacrificio encendió una llama. Su arresto detonó el Boicot de Autobuses de Montgomery, una protesta masiva de la comunidad negra que duraría 381 días y que fue decisiva para la abolición de la segregación racial en el transporte público.

A lo largo de los años, su motivación ha sido objeto de simplificación. La propia Parks se encargó de corregir esta narrativa:
“Las personas siempre dicen que no cedí mi asiento porque estaba cansada, pero eso no es verdad. No, lo único de lo que estaba cansada, era que estaba harta de ceder.”

Rosa Parks fue mucho más que una modista; fue una activista por los derechos civiles y una figura clave del feminismo afroamericano, sirviendo como secretaria de la sección de Montgomery de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP). Su valentía sigue siendo un poderoso símbolo de la lucha incesante por la justicia y la libertad en la sociedad norteamericana.

