La popularidad de la selección mexicana masculina de fútbol se ha desplomado en los últimos
años, resultando en fuertes críticas desde la afición a los jugadores y al cuerpo técnico.
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Catástrofes como las múltiples derrotas en partidos clave contra la selección de Estados Unidos (EU) en 2021, la eliminación en fase de grupos del Mundial de Qatar en 2022 (la primera eliminación en esta etapa desde 1978), y la falta de estabilidad tanto en la plantilla como en la dirección técnica han dejado una sensación de frustración entre los seguidores de dicho equipo.
En el presente, las circunstancias no parecen mejorar. Una de las quejas que se escuchan con más frecuencia es la falta de conexión entre los jugadores y los fanáticos, es decir, muchos no están contentos con el hecho de que parece que se juegan más partidos en territorio estadounidense que en territorio mexicano.
La pregunta aquí es, ¿cómo esto afecta su calidad de juego? Antes de comenzar a responder esa cuestión, es crucial recordar que la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) tiene un acuerdo con Soccer United Marketing (empresa encargada de promocionar a la selección mexicana en EU) desde 2002, y esta relación se empezó a explotar aún más cuando se descubrió que la afición latina que vive en EU es una mina de oro.
Los juegos que se disputan ahí (a menudo amistosos) son en preparación al Mundial de 2026, y expertos aseguran que la mayoría de estos encuentros no sirven para mejorar el rendimiento de los jugadores, ni para hacer de México un equipo competitivo, como lo era antes.
Incluso, se podría decir que el equipo se prioriza más como un negocio que como un proyecto deportivo con enfoque profesional. Esto último se refleja claramente en el comportamiento y el desempeño de los futbolistas.
Recordando que la Liga MX (donde juegan muchos representantes de la selección nacional) es una liga sin descenso, algunos jugadores y clubes han caído en una zona de confort, lo que se traduce en una disminución del esfuerzo y la ambición para sobresalir.
Otro factor que juega un papel importante en esta problemática es que los medios de comunicación a menudo “inflan” a jugadores que han mostrado talento, creando expectativas desmedidas que pueden llevar a algunos futbolistas a sentirse inalcanzables.
Esta sobreexposición a veces resulta en que descuiden su trabajo físico y su dedicación, afectando su rendimiento y responsabilidad con el equipo nacional.
La situación se ve agravada por la tendencia de la selección mexicana a jugar en EU (como ya se
mencionó anteriormente), donde las aficiones latinas llenan los estadios, independientemente del rendimiento del equipo. Esto permite que la FMF no enfrente consecuencias inmediatas por las malas actuaciones.
Con la garantía de ingresos a través de la venta de entradas, dicha institución puede priorizar las ganancias económicas por encima del desarrollo deportivo.
Este ciclo de complacencia y falta de responsabilidad está dañando el tejido del fútbol mexicano, cosa que resulta profundamente preocupante si se recuerda que México será uno de los anfitriones del próximo Mundial.
Ante esta realidad, es crucial que tanto los medios como la FMF reconsideren su enfoque para asegurar que el talento mexicano se desarrolle plenamente, donde se promueva el trabajo duro y la dedicación al deporte, especialmente si México no quiere ser objeto de burla nuevamente en una competición de alto nivel.