¿Qué senderos andaban las decenas de zapatos hallados junto a los crematorios clandestinos del Rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco?
¿Hacia dónde dirigían sus sueños quienes los calzaban? ¿Qué nos muestran sus desgastadas huellas? ¿Qué tanto pudieron correr antes de ser atrapados para luego ser arrancados de los cuerpos que terminarían cercenados y cremados?
¿Cuántos permanecieron inermes mientras los cuerpos que los portaban eran vejados? ¿En qué planes pensaban esas personas mientras se amarraban por la mañana las agujetas de sus zapatos antes de salir de su casa? ¿Se imaginaron los zapatos que ese sería el último día que fuesen calzados? ¿Pensaron en sus últimas huellas?

¿Cuántos parques dejarán de caminar? ¿Cuántos salones de clases dejarán de pisar? ¿A cuántos bebés no se acercarán para acunar? ¿A cuántos enfermos ya no se aproximarán a cuidar? ¿A cuántos familiares ya no se podrán arrimar? ¿A cuántas madres y padres dejarán de abrazar?
¿Habrán siquiera fantaseado con terminar avecindados frente a cientos de zapatos despojados? ¿Dónde terminarán esos zapatos luego de ser juntados? ¿Alcanzarán a permanecer apilados en la memoria colectiva o terminarán rodando a través de la indiferencia de la sociedad? ¿Habrán pensado esos zapatos que no llegarían a viejos?
¿Quiénes usaban esos zapatos? ¿Qué piernas juguetearon bajo la lluvia y corrieron a esconderse para evitar el regaño?
Hoy, quienes calzaron esos zapatos no los necesitarán más.
Hoy, lo que urgimos saber es la verdad de lo que sucedió en Teuchitlán.
¿Quiénes usaban esos zapatos y quiénes se los arrancaron?
Profesor del Tec de Monterrey
@contodotriques