La historia de Marcial Maciel Degollado es un relato de abuso, encubrimiento e impunidad que se extiende por décadas. Aunque las acusaciones en su contra se conocían desde hace mucho tiempo, Maciel logró evitar la justicia durante toda su vida.
Desde el 1 de octubre de 1956, las acciones de Maciel ya eran objeto de escrutinio. El Papa Pío XII le ordenó dedicarse a “curarse” y le prohibió cualquier contacto con sus alumnos. La orden papal advertía que, si no cumplía, sería suspendido a divinis, lo que le impediría ejercer sus funciones sacerdotales. Sin embargo, Pío XII falleció en 1958 sin que la investigación llegara a una conclusión.

La falta de acción continuó durante los siguientes pontificados de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, lo que permitió que Maciel mantuviera su impunidad.
Un informe interno titulado “Radiografía de ocho décadas para erradicar el abuso” reveló la verdadera magnitud del problema: entre 1941 y 2019, 175 menores de edad fueron víctimas de abuso sexual por 33 sacerdotes de la congregación de los Legionarios de Cristo. Además, 90 alumnos fueron abusados por 54 seminaristas, de los cuales 46 nunca llegaron a ser ordenados.

A pesar de estos escándalos, los Legionarios de Cristo continuaron creciendo y expandiéndose. Hoy en día, se estima que la congregación tiene más de 21,000 miembros y una red global que incluye:
Más de 154 colegios
5 academias internacionales
14 universidades civiles y 4 eclesiásticas
Una red que forma a más de 176,000 alumnos
Maciel falleció en Florida, Estados Unidos, el 30 de enero de 2008, a los 87 años. Murió sin enfrentar un juicio canónico formal por los crímenes que le imputaban. Su caso sigue siendo un símbolo de cómo la falta de rendición de cuentas puede permitir que el abuso perdure y que las víctimas queden sin justicia.