Frank Zappa, el corrosivo “Padre de la Invención”, nunca ocultó su aversión por The Beatles, a quienes veía como un mero producto. Sin embargo, en medio de su desprecio, el guitarrista y compositor admitió que solo tres temas de su extenso catálogo merecían su aprobación.
Frank Zappa, conocido por sus gustos bien marcados y por no tener reparos en expresar opiniones mordaces, hizo pública en varias ocasiones su postura sobre la banda de Liverpool. Para el irreverente músico, los “Fab Four” estaban muy lejos de ser las deidades que el público idolatraba.

”¡Todos los demás pensaban que eran Dios!”, declaró Zappa en una oportunidad. “Creo que no era correcto. Eran simplemente un buen grupo comercial”. Esta visión encapsula su crítica a la música que consideraba demasiado complaciente o un mero vehículo para el éxito comercial.
El raro elogio de Zappa: Un trío de excepciones
Pese a su desdén general, el guitarrista confirmó un reducido listado de canciones que sí lograron captar su atención. En una conversación con John Corcelli, autor de Frank Zappa FAQ: All That’s Left to Know About the Father of Invention, Zappa fue directo:

“Las mejores canciones de The Beatles fueron ‘Paperback Writer’, ‘Strawberry Fields Forever’ y ‘I Am the Walrus’. No me gustan demasiado las demás”, afirmó. Llama la atención que las elegidas por Zappa son temas que se consideran más experimentales y menos ligados al pop melódico tradicional de la banda.

Estrategia: Compararse con lo que despreciaba
Curiosamente, el rechazo de Zappa a la imagen y el sonido de sus colegas británicos se convirtió en una estrategia calculada para forjar su propia carrera. Pauline Butcher, quien fue su asistente personal, reveló años después que Zappa se comparaba activamente con el cuarteto de Liverpool para definir su camino.

“Se dio cuenta de que no era un chico bonito como The Beatles y The Rolling Stones”, explicó Butcher. “No tocaba su estilo de música, ni siquiera le gustaba, y si quería hacerse oír iba a tener que hacer algo radicalmente diferente”.

De esta necesidad de diferenciación extrema surgieron sus famosas excentricidades públicas: “Se esforzaba por tomarse fotografías escandalosas: la del baño, la de las coletas como las de un spaniel, la del vestido de mujer. Todas esas cosas estaban calculadas porque tenía que llamar la atención”, agregó Butcher. En el fondo, Zappa transformó su desaprobación en una fórmula de marketing contracultural.
