La obra maestra de Alfred Hitchcock, “Psicosis” (1960), es mucho más que un thriller de terror psicológico; es una escalofriante adaptación de la novela homónima de Robert Bloch, que hunde sus raíces en un caso criminal real que conmocionó a Estados Unidos.

El “Carnicero de Plainfield”: Ed Gein
La figura central detrás de la ficción es Edward Theodore Gein, un asesino y profanador de tumbas arrestado en 1957 en la pequeña localidad de Plainfield, Wisconsin. Su detención se produjo por el asesinato de dos mujeres, pero lo que la policía descubrió en su granja superó cualquier ficción. La casa de Gein era un espeluznante taller donde se encontraron muebles y ropa hechos con piel humana, así como restos de cadáveres profanados.

El trasfondo de estos actos se halló en la profunda y patológica relación de Gein con su madre, Augusta. Según especialistas, el asesino sufría de esquizofrenia y un complejo de amor-odio hacia su progenitora. Tras la muerte de su madre, Gein se obsesionó con la idea de “convertirse” en ella. Inicialmente, esta pulsión se manifestó en la profanación de tumbas y el robo de cadáveres de mujeres de mediana edad para intentar recrear o sustituir la imagen de Augusta. Los psiquiatras concluyeron que Gein intentaba confeccionarse un traje de mujer con piel humana.
Consecuencias y Legado
Aunque Gein fue responsable de los asesinatos de dos mujeres, su reputación como “El Carnicero de Plainfield” se cimentó en la profanación de tumbas, lo que le atribuyó un rastro de desapariciones en los alrededores de Plainfield.

Declarado legalmente demente debido a su esquizofrenia, Ed Gein fue internado en el hospital psiquiátrico estatal, donde permaneció hasta su muerte. Su aterradora historia no solo inspiró la novela Psicosis de Bloch, sino que también sentó las bases para el personaje de Norman Bates y se convirtió en una oscura fuente de inspiración para otros icónicos villanos del cine de terror, como Leatherface de La masacre de Texas y Buffalo Bill de El silencio de los corderos.
