Objetivación y cosificación animal
La normalización del uso y abuso de los animales no humanos en nuestras sociedades tiene por lo menos dos orígenes: uno jurídico y otro económico-ideológico.
El primero deviene de un proceso histórico del derecho romano-germánico fuente de nuestro actual derecho. Su resultado: la objetivación animal.
En el Corpus iuris civilis promulgado por Justiniano, los animales son categorizados como res, cosas o bienes, esquema legal que permite la objetivación de seres sintientes.
Este Corpus se fortaleció en el Medievo con la inclusión en el derecho de la idea católica que supone superioridad del humano frente a otras especies y la ausencia de responsabilidad directa para con estas.
No es casual que nuestro Código Civil Federal defina a los animales res (cosas), bienes muebles, inmuebles (artículo 750) y mostrencos (artículos 774-784), esto es propiedades de las que podemos disponer (artículos 854 – 874).
Esto nos parece normal no solo por la objetivación que se hace de los animales, también por su cosifican económico-ideológica.
La cosificación animal es una manifestación propia del capitalismo anclado en el fetiche de la mercancía.
La acumulación de capital en este modo de producción se obtiene a través de explotar y convertir en mercancía a humanos y no humanos.
La cosificación animal cobra suma importancia para el cálculo económico privado y la objetivación elaborada por el derecho es un aliado a la hora de normalizar y legalizar el uso, abuso y apropiación animal.
Tanto la cosificación como la objetivación animal son construcciones humanas que podemos cambiar para construir un mundo más justo donde estemos incluidos todos los que habitamos esta biosfera.
Dejar de utilizar a los animales en todas las prácticas innecesarias que les causan dolor o sufrimiento, es un imperativo para lograr la desobjetivación y descosificación animal.
De otra manera como señaló Eurípides “estamos perdidos, si añadimos un nuevo mal al antiguo, antes de haberse superado éste” y nuestras teorías y acciones enmarcadas en el humano-centrismo sólo contribuirán a fortalecer estos orígenes injustos.
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Felicidades s la Dra Nely por su amor hacia los desprotegidos.
Totalmente de acuerdo, los animales no son objetos y no están para divertirnos con su sufrimiento. La jefa de gobierno de la Ciudad de México debería capacitarse en este tema para que deje de brindar apoyo a los líderes que promueven las corridas de toros.
Tu columna es muy importante, siempre aprendemos. Los animales no son cosas para nuestro entretenimiento, vestido, trabajo ni comida.
Completamente de acuerdo con la Dra. Nely, los animales no son “cosas” no deben ser tratadas como tal. La estructura capitalista promueve y naturaliza esa visión sobre los animales. Debemos buscar alternativas de consumo y producción.
Muy interesante y breve la participación de Nely. Nos arroja luz sobre el por qué tenemis a los animales no humanos en este registro mental, y por qué nos es tan difícil cambiarlo. Sin duda, un aliciente para profundizar en el tema, y difundir.
Completamente de acuerdo, siempre se nos enseña a ver a los animales como pertenencias. Los animales no son para ningún tipo de consumo ni entretenimiento.
Es triste observar cómo el capitalismo ha logrado reducir la existencia y vida de los animales a simplemente ser una cosa o un medio que el ser humano puede explotar por el simple hecho de que pueda hacerlo. Las palabras de la Dra. Nely nos ayudan a comprender que, para lograr la liberación animal, es necesaria la aplicación de la interseccionalidad y el apoyo de otras luchas sociales para conseguir nuestro objetivo.
¡Excelente artículo! Siempre es un gusto leer sus opiniones.
Que gran persona es la Dra Nely por su gran ética y moral hacia los animales no humanos!!!
Debemos seguir sus pasos por el bien de todos esos seres sintientes y sensibles y tambien por el bien del
planeta.
El planeta nos pertenece a todos!!!!! No solo a los animales humanos.
Gracias a la vida que hay gente que aporta tanto a un sector tan torturado y sin ningún derecho a defenderse de la tortura.