No es garantía de nada que la Fiscalía General de la República (FGR) nos informe que tiene abiertos tres expedientes para investigar los presuntos delitos cometidos por Enrique Peña Nieto a su paso por la presidencia de la República.
No obstante, en principio esa noticia es mejor que ver que la FGR ignore los decires de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, cuando el pasado 7 de julio, frente al presidente Andrés Manuel López Obrador, el titular de la UIF, Pablo Gómez, dio a conocer que el mexiquense se benefició de transferencias internacionales que debían ser investigadas, toda vez que antes de ocupar el cargo de presidente de la República constituyó dos empresas con familiares, con las que presuntamente habría realizado negocios con el gobierno federal cuando él era el inquilino de Los Pinos.
#ÚltimoMinuto 🔴🗣️ No se han detenido las denuncias, dice el presidente @lopezobrador_ sobre acusaciones contra Enrique Peña Nieto (@EPN) pic.twitter.com/fbBdJWNhp4
— xevt – xhvt (@xevtfm) August 2, 2022
Los expedientes abiertos por la FGR son tres: 1) por delitos electorales, 2) lavado de dinero y 3) enriquecimiento ilícito.
Independientemente del alcance de las investigaciones de la FGR, es evidente que en el imaginario colectivo de la población se ha instalado la idea, por evidentes pruebas de todos conocidas, de las prácticas de corrupción e impunidad llevadas a cabo durante la aventura peñista, que colocó al país en niveles de descomposición política nunca vistos en la historia reciente de México.
Asimismo, la inocultable muestra pública de su riqueza de dudosa procedencia ha incrementado la indignación de los ciudadanos frente al priista avecindado cómodamente en Madrid.
Por otro lado, no debemos conformarnos con suponer que los presuntos delitos cometidos por Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña, podrían quedar impunes gracias a la prescripción de sus eventuales crímenes.
En el fondo de lo que se trata es de ir limpiando las malas prácticas de la clase política que insiste en usar de manera personalísima los recursos públicos para el goce y disfrute de ellos y sus familiares con cargo a la población.
Incluso si ya no fuese factible proceder penalmente contra ellos, no podemos dejar de hacer públicas las triquiñuelas que hacen desde el poder quienes aparentan “gobernar” el país.
Esta situación va más allá de lo dicho por el presidente, Andrés Manuel López Obrador en el sentido de no querer vengarse personalmente de los ex ocupantes de Los Pinos. Evidentemente, no se trata de la venganza lopezobradorista, sino de las ofensas cometidas contra la población.
Probablemente los ex inquilinos de Los Pinos jamás pisen la cárcel, eso es una cosa, y muy otra, que no se realicen las investigaciones correspondientes para aclarar sus andanzas cuando encabezaron al Ejecutivo Federal.
Si con eso, al menos, ganamos que ya no se repitan las fechorías de los funcionarios públicos, habremos ganado una batalla.
Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.
@contodoytriques
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