La reforma al Poder Judicial (RPJ) va. En los últimos minutos del lunes 10 de septiembre, el Senado aprobó en lo general, por 86 votos a favor y 41 en contra, la RPJ.
A tiros y jalones Morena y sus aliados consiguieron los votos que necesitaban de la oposición para atravesar la aduana senatorial y mandar la reforma a los Congresos locales para su aprobación.
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Al tratarse de una reforma constitucional es necesario que al menos 17 legislaturas de los estados la
aprueben. Ya son varias las que han dado su venia legislativa. No tengo duda que la RPJ era necesaria, como también es perfectible.
Seguramente las ausencias y errores que contiene podrán ser atendidas por el Congreso de la Unión durante el siguiente sexenio.
Las voces escuchadas por doquier ora del gobierno, ora de la oposición, ora del empresariado, ora de la ciudadanía en general, cotidianamente daban cuenta del problema en la impartición de justicia en México, lo cual nos muestra que la reforma era necesaria.
Insistir en retrasarla y seguir discutiéndola, luego que desde el 5 de febrero que fue enviada por el presidente de la República a la cámara de Diputados, la oposición y la presidencia de la SCJN la ignoraron, solo era una táctica para retrasar su aprobación.
Durante la sesión del Senado pudimos mirar a una oposición sin rumbo, ni proyecto, con poco reconocimiento de la sociedad, falta de ideas y argumentos, y lamentándose que de sus filas salieran los votos necesarios para sacar adelante la reforma.
En ese sentido, si de traidores quieren hablar pues que los busquen entre sus agremiados. Esta situación no le beneficia a la salud democrática de la República que necesita una oposición de calidad que le haga frente con argumentos y un proyecto de nación serio al gobierno de la 4T. La RPJ se significa como el cambio más profundo en décadas a ese Poder.
Si bien, la llegada de López Obrador a la presidencia nunca la he considerado suficiente para hablar de un cambio de régimen, esta reforma si puede sentar las bases para cambiar sustantivamente nuestro sistema político.
Menciono lo anterior sin dar por hecho que la composición de los tribunales mediante la elección de jueces, ministros y magistrados de entre candidatos seleccionados por su idoneidad para tales cargos, garantice una impartición de justicia como la necesitamos, pero pienso que eso es mejor a que sea el Poder Ejecutivo quien designe a los miembros de la SCJN.
Por supuesto, que será necesario realizar cambios profundos también a nivel local, donde la corrupción en la impartición de justicia es la moneda de cambio cotidiana, sin olvidar, desde luego, los necesarios cambios en las fiscalías federal y estatales.
Finalmente, debemos sacudirnos las afirmaciones futuristas sobre nuestro país que rayan en la mitología de lo deseado por parte de la oposición.
Profesor del Tec de Monterrey
@contodoytriques