En la búsqueda de un modelo que garantice resultados en temas como la reconstrucción de patrimonios culturales, de arquitectura y de recursos naturales destruidos o dañados, destaca el concepto integral, con participación abierta y directa de la comunidad.
La experiencia en Jalisco se conoce a través del Consejo de Colaboración Municipal, que aportó a Guadalajara gran riqueza a través de la participación particular, pública y en algunos casos de organismos empresariales.
Más cercana aún se encuentra la creación de un Consejo que administra exitosamente el Zoológico de Guadalajara, desde 1988.
El zoológico se mantiene en excelentes condiciones, es un lugar de esparcimiento y disfrute de la población de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Está bajo la administración eficiente de un grupo de distinguidos jaliscienses, actuando como Consejo de Administración con claro contenido ciudadano.
En la historia local se ha abusado del concepto, creando consejos para todo. En especial comités de adquisiciones, que se convirtieron en objeto de manipulación desaseada de los procesos, en los que incluso quienes participan buscan ser beneficiarios, convirtiendo aquello en una cadena de complicidades.
Otro elemento desvirtuado han sido los consejos de seguridad pública. Estos convierten la función en elemento de ornato, cuando debieran ser fuentes de información para el diseño de estrategias y de relación permanente con la comunidad.
Un ejemplo de resultados sorprendentes fue el aplicado en la ciudad de Beirut, castigada severamente por más de 15 años de guerra civil, que emprendió la reconstrucción de sus entrañas.
Se crea en 1993 con un plan a 25 años un organismo de estado llamado Solidere, cuya misión es reconstruir la capital, a partir del Distrito Central.
Se intervienen cerca de dos millones de metros cuadrados que fueron transformados en el corazón de la ciudad, para convertirla en moderna.
A la vez, guardiana de su pasado milenario, de ella se conservó el 30% de los edificios antiguos.
Se hizo una clasificación consistente en edificios con valor histórico o arquitectónico, edificios modernos con estructura sólida y edificios gubernamentales y religiosos importantes. En ese contexto 42% de las construcciones se dedicaron a la vivienda.
En las excavaciones arqueológicas participaron 150 expertos, libaneses y europeos, que descubrieron 120 sitios diferentes en un área de 150 mil metros cuadrados.
Después de la lucha intestina se creó la figura del proyecto como organismo de estado, con asociación representativa de dueños de inmuebles e inversionistas.
Beirut con 5 mil años de antigüedad y 1 millón de habitantes para 2005, fue objeto de una intervención exitosa en todos sentidos.
El plan consistió en excavaciones arqueológicas, restauración de edificios, restitución de infraestructura urbana y dotación de espacios abiertos.
Los dueños de inmuebles y los inversionistas sumaron 35 mil. Con ese proyecto se logró además, ganarle al mar medio millón de metros cuadrados.
Participaron el Ministerio de Cultura y Educación, la Dirección General de Antigüedades, la UNESCO. Lo administraron un gerente y 12 directores.
Las condiciones financieras fueron de capital base de 650 millones de dólares, con una inversión total de más de 1.65 billones.
Las acciones se cotizaron en las bolsas de valores de Beirut, Kuwait y Londres. Para 2005 había más de 10 millones de tenedores de acciones, las utilidades netas por acción en 1994 fueron de 18.1 dólares y para 1997 ascendieron a 79.8 dólares.
De esa manera el modelo además de ser exitoso en sus resultados urbanos y arquitectónicos, lo fue en los económicos, al potenciar su valor cultural y estético también lo fue en el financiero.
Proyectos como el Solidere, pudieran aplicarse para rescatar zonas históricas y de riqueza natural como Cajititlán en Tlajomulco, o bien para proteger la Barranca y el Bosque de la Primavera.
Al convertirlas en autentico patrimonio protegido de los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara, adquieren un valor extraordinario los bienes del entorno.
Con la inversión canalizada de manera apropiada, los bienes tendrían un suplemento económico para posesionarios y propietarios.
También pudiera ser un plan de rescate de las zonas históricas y de arquitectura, como los centros de las poblaciones del Estado, que enriquecerían la vida social a través del esparcimiento como complemento de la educación.
Un plan integral en el que participen todos los sectores y personas de la comunidad, potenciando el valor cultural y económico de las poblaciones a través de las actividades no invasivas.
La conclusión nos lleva a definir como una alternativa válida crear organismos de contenido civil, que sean honestos, sin dobles propósitos.
Además, atiendan el interés colectivo bajo una escrupulosa actuación, complementada con el propósito de obtener utilidades financieras de manera transparente y normada con rigurosidad.
Buen análisis y con propuestas de solución a las problemáticas.