sáb. Abr 20th, 2024
Mujeres animales cuidado
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Una de las ideologías patriarcales más aceptada y defendida es el “rol, deber o virtud” que se ha impuesto a las mujeres bajo el slogan aparentemente inocente del “cuidado del hogar”.

Este hecho trae consigo no solo la carga impositiva del patriarcado, sino el desprecio y poco valor público que se le reconoce al llamado cuidado del hogar.

Desde tiempos antiguos los hombres se adjudicaron la terea de mostrar que ellos poseían la autenticidad humana y diseñaron, adjudicaron y justificaron roles, deberes o virtudes a todo lo demás.

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El pensamiento moral mostró un sesgo de género al despreciar las prácticas realizadas en la esfera privada, como es el cuidado de individuos dependientes.

Así, la práctica del cuidado además de ser despreciada mantenía una serie de acuerdos androcéntricos sobre a quiénes y cómo se debería cuidar.

El cuidado femenino se fijó hacia los infantes. Se justificó necesario socialmente, pero siguió siendo minusvalorado y retraído en la esfera privada.

Es esta la razón por la que la práctica del cuidado de otros animales por parte de mujeres es una práctica más desvalorada y hasta descabellada para una mentalidad patriarcal.

Mujeres, animales y la práctica del cuidado
Cuidado de los animales por parte de las mujeres es una práctica desvalorada

Para la gran mayoría, este tipo de cuidado no representa una virtud, porque no se reconoce a los animales como parte del circulo moral.

Por tal hecho sostengo que las mujeres que realizan este cuidado desafían al patriarcado y trascienden sus parámetros porque posibilitan mundos posibles, más justos, menos opresivos y dañinos.

Argumento que el cuidado para una pensadora crítica debe estar dirigido hacia cualquier criatura que sea presa fácil de un opresor, explotador o asesino.

Este cuidado no debe confundirse con el antropomorfismo o humanización de los demás animales. Ni con la compra y promoción de animales “de raza”, porque estas prácticas suponen jerarquía, estatus, apropiación de cuerpos y/o cosificación.

Esta última entendida como una relación mercantil que calcula un beneficio social, un reconocimiento que ha sido impuesto por un modelo económico, al que poco le importa el sufrimiento implicado en el comercio de estos animales.

Es más bien una práctica a la que le produce horror la barbarie producida hacia otros animales. Es un cuidado que permite y promueve en la medida de los posible que los animales desarrollen sus intereses o capacidades porque comprende que ellos poseen una diferencia intrínseca, que les hace únicos e irrepetibles.

No les cosifica porque reconoce la importancia de los demás cuerpos, el sufrimiento encarnado y devela que este acto de justicia es inentendible en la vida falsa que se empeña en establecer un frío desdén por todo aquello que promueva o busque la creación de mejores mundos, el buen vivir más allá de lo establecido, pues no le importa a quiénes va dirigido este cuidado.

La práctica del cuidado de otros animales tampoco se reduce a quienes conviven con nosotros, se extiende hacia todos los cuerpos animales sufrientes.

Para comprender este cuidado más allá de nuestros parientes o de nuestros allegados animales de compañía se requiere que miremos más lejos y más arriba de las rejillas que se nos han impuesto y posibilitan la normalización y aceptación de diversas formas de barbarie hacia cualquier diferencia intrínseca: humana o no humana.


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Por Nely Lucano

Licenciada y Maestra en filosofía, doctora en humanidades por la UdeG, académica del CUCSH, directora del proyecto "Animales y Praxis" y Encargada de Enlace Académico de la ONG Igualdad Animal México.

6 comentarios en «Mujeres, animales y la práctica del cuidado»
  1. Totalmente de acuerdo con la autora. De estos sesgos se desprende también que posicionamientos a favor del ambiente y de los demás animales, como el veganismo, sean vistos mayormente como algo que le corresponde a las mujeres, y que sean de hecho ellas quienes representan la mayoría en estos movimientos. Sin duda, hay mucho que cuestionar acerca de los supuestos roles de género que se nos han impuesto.

  2. Este magnífico texto propone una reflexión necesaria: la del papel de las mujeres en el cuidado de seres sintientes y/o indefensos. Es verdad que de todas las personas quienes están al frente de diferentes formas de lucha por la liberación animal, son muejres. Asimismo, es verdad que la mayoría de toreros quienes por oficio asesinan brutalmente a los toros en una plaza son hombres. Es necesario que más hombres se involucren en actividades relacionadas con la protección y el cuidado hacia los individuos vulnerables tales como bebés, personas con capacidades diferentes, débiles visuales y animales no humanos de todas las especies.

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