sáb. Abr 20th, 2024
vegetarianismo areté
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Pensadores practicaban el vegetarianismo bajo el supuesto de la areté griega, la virtud o excelencia humana

La denuncia crítica sobre lo injusto que resulta suprimir y dar muerte a otros animales para satisfacer un placer culinario carentes de pudor, se hizo presente a lo largo de la historia occidental.

Desde tiempos antiguos filósofos como Pitágoras o Empédocles cuestionaron el consumo de los cuerpos de otros animales bajo la creencia de la reencarnación de las almas (metempsicosis).

El vegetarianismo como areté griega y postura política
Pitágoras cuestionó el consumo de animales

Siglos después Teofrasto, Plutarco y Porfirio de Tiro, denunciaron el consumo y “sacrificio” de animales. Los dos últimos, desarrollaron una serie de argumentos sobre los fundamentos erróneos y las consecuencias dañinas que implica la normalización de matar a otro animal innecesaria y caprichosamente.

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Siglos más recientes, Voltaire y Rousseau, por citar solo a dos filósofos de la Ilustración, cuestionaron seriamente la matanza de animales para consumo humano.

Voltaire debatió la idea de que los animales son máquinas carentes de sensibilidad, pensamiento o memoria. Idea que se materializa sobre los animales cuando son concebidos como máquinas productoras de carne, leche o huevo.

Por su parte Rousseau argumentó que desde temprana edad se debía educar bajo principios de piedad, empatía y respeto de la vida de otros los animales para evitar la existencia de ciudadanos agresivos, iracundos o indiferentes ante las injusticias.

El vegetarianismo como areté griega y postura política
Rousseau: Educar bajo principios de respeto de la vida de otros animales

Un siglo después León Tolstoi visitó un rastro y denunció la inmoralidad social de aceptar como costumbre la matanza de animales, nombrándolo como un placer cruel.

Todos estos pensadores practicaban el vegetarianismo bajo el supuesto de la areté griega, la virtud o excelencia humana.

Es decir, sí existían ciertas características que distinguían a la humanidad de otras especies, estas debían estar emparentadas con lo justo, bueno o correcto.

Suponían que a través del uso de la razón era que se podía poner freno a las pasiones y deseos que ocasionaban sufrimiento o muerte innecesaria a estos animales, por cierto, seres amistosos e indefensos.

Pero la práctica del vegetarianismo no se redujo a la areté. Eminentes sufragistas vegetarianas como Susan Antony, Lucy Stone, Charlotte Pekins o Elizabeth Cady Staton asociaron de manera directa su lucha con la protección de los animales.

El vegetarianismo como areté griega y postura política
Elizabeth Cady Staton sufragista y luchadora por la protección de los animales

Esta práctica se torna una postura política, porque denuncia los postulados patriarcales y humanocéntricos, como son: la jerarquía, exclusión, explotación o apropiación de cuerpos.

No se busca la excelencia, sino eliminar la injusticia y malestar que provoca asumir, normalizar o ejercer estos postulados sobre cualquier animal, humano o no humano.

El sufrimiento necesita de cuerpos, no es un concepto abstracto, los animales utilizados para el consumo humano, experimentan dentro de las granjas industriales, lo que es el mal, el horror y la barbarie.

Este sufrimiento es insoportable para un pensamiento crítico, por ello, asume una postura política, denuncia y realiza prácticas a favor de los animales, una de ellas es, sin duda, la alimentación basada en plantas.  


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Por Nely Lucano

Licenciada y Maestra en filosofía, doctora en humanidades por la UdeG, académica del CUCSH, directora del proyecto "Animales y Praxis" y Encargada de Enlace Académico de la ONG Igualdad Animal México.

5 comentarios en «El vegetarianismo como areté griega y postura política»
  1. Si desde la antigüedad se cuestionó el consumo de animales, esto es aun más vigente en nuestros tiempos, en los que tenemos plena noción de la capacidad de sufrimiento que los animales no humanos poseen y el daño a nuestra salud y al ambiente que supone su consumo.

  2. Este texto debe difundirse al máximo porque de manera clara y mordaz nos explica que la postura política del vegetarianismo o el veganismo no es una cuestión actual, ni una tendencia frívola de un sector privilegiado. Se trata de una forma de vivir con un fundameno ético de respetar la vida de otros seres sientientes. Una de las mejores maneras de apartarnos del problema de la explotación animal es, sin duda, eligiendo una alimentación basada en plantas, hongos y algas, tal como concluye el escrito.

  3. En el marco del 1° Simposio de Bienestar Animal Europeo, hubo una voz de alguien que ha andado por los caminos de la filosofía, en particular por la ética, hablo de Fernando Savater, y ofreció un postura que me dejó un sabor no grato, por decirlo de alguna manera, “los animales no tiene derechos pero porque tampoco tienen deberes”. “Los derechos y los deberes solo los tenemos las personas que podemos elegir nuestra conducta”.
    Traigo aquí tal cita porque me parece que es muy debatible, necesariamente debatible. Siguiendo el hilo de la reflexión que ofrece la Dra. Nely, existe una historia, de no muchos pensadores, pero los hay, que han reflexionado sobre la condición del sufrimiento de los animales infligida para satisfacer el placer humano. Y aunque pudiéramos suponer, sin conceder, que estos no tiene derechos, entre ellos a tener una vida libre de sufrimiento; lo que queda claro es que como humanos tenemos una obligación de respetar la vida de estos, obligación que se evidencia mucho mejor cuando dilucidamos los fines no esenciales para nuestra propia subsistencia respecto de ellos.

  4. Realmente es terrible la manera en que se crían, reproducen y matan a los animales. Me parece que es infringirles un dolor que de ninguna manera me gustaría padecer. Entonces desde hace quince años soy vegetariano. No podría vivir tranquilo sabiendo que causo tanto daño. Mi conciencia está tranquila en ese sentido. No puedo ignorar por comodidad el dolor de los otros.
    Esta frase es clave para justificar la matanza de los animales. Se les considera como simples máquinas no conscientes de dolor. Por supuesto que no son máquinas. Tienen inteligencia, sentimientos y mucha empatía. “Voltaire debatió la idea de que los animales son máquinas carentes de sensibilidad, pensamiento o memoria. Idea que se materializa sobre los animales cuando son concebidos como máquinas productoras de carne, leche o huevo”.

  5. Excelente escrito que nos muestra de manera clara y argumentada las razones para evitar el consumo de carne y el respeto a los animales no humanos.

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