mar. Abr 23rd, 2024
Libertad de expresión vs discursos de odio
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En la estrategia y plan de acción de las Naciones Unidas contra los discursos de odio de 2020, se ha puesto en manifiesto una oleada de racismo, xenofobia, intolerancia a nivel global que sigue creciendo. Naciones Unidas, asegura que los discursos públicos, se están convirtiendo en armas para obtener “beneficios” a costa de terceros, con retoricas que estigmatizan, y deshumanizan a las personas.

Existen una línea muy delgada, entre el derecho humano a la libre expresión, versus la no discriminación. La libertad de expresión es un derecho fundamental que debe ser protegido, pero los discursos de odio, la intolerancia y la incitación a la violencia son incompatibles con los valores universales de tolerancia, respeto y dignidad humana.

libertad de expresion
Libertad de expresión

La libertad de expresión permite a las personas expresar sus ideas, opiniones y creencias sin temor a la censura o la represión.

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Sin embargo, la libertad de expresión no es un derecho absoluto y no puede ser utilizada como excusa para incitar al odio o la violencia.

Los discursos de odio, la intolerancia y la incitación a la violencia son incompatibles con los valores universales de tolerancia, respeto y dignidad humana. Estos discursos no solo son ofensivos e hirientes, sino que también pueden tener consecuencias graves y peligrosas en la sociedad.

Es importante distinguir entre la libertad de expresión y los discursos de odio, la intolerancia y la incitación a la violencia.

La libertad de expresión se refiere a la capacidad de expresar opiniones y creencias, incluso si son impopulares o controvertidas. Los discursos de odio, por otro lado, son aquellos que incitan al odio o la violencia hacia un individuo o grupo en función de su raza, género, religión u orientación sexual, entre otros factores.

Entran en la categoría de los discursos de odio, las fobias y filias, apasionamientos, polarización, discursos ofensivos, humillación, intolerancia, prejuicio, menosprecio, descalificación, división, argumentos denigrantes, desigualdad y discursos agresivos dirigidos contra otras personas con el propósito de demeritarla.

Fomentar un equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto por la diversidad y la inclusión en la sociedad es primordial.

discurso de odio

Los consensos y disensos, coincidencias y discrepancias son parte de la democracia de cualquier país, en donde se debe prevalecer el dialogo abierto, la comunicación entre las partes.

Para contrarrestar los discursos de odio un camino es a través de la educación humanística, el diálogo y la promoción de los valores universales como la tolerancia, y el respeto.

En primer lugar, la educación humanística, es clave para prevenir y combatir los discursos de odio. Debemos asegurarnos de que los jóvenes tengan acceso a una educación que fomente la inclusión, el respeto y la tolerancia hacia todas las personas, independientemente de su raza, género, orientación sexual, religión u origen étnico.

Además, es importante que la educación incluya una enseñanza crítica y reflexiva sobre los discursos de odio y sus consecuencias.

En segundo lugar, el diálogo y la promoción de los valores universales son fundamentales para abordar los discursos de odio.

Debemos fomentar el diálogo constructivo y la cooperación entre las comunidades, y trabajar juntos para promover la inclusión y la diversidad en todas las áreas de la sociedad.

También debemos promover los valores universales de tolerancia, y respeto, y destacar la importancia de la dignidad y los derechos humanos.

La libre expresión en un ejercicio del poder, y como todo poder su ejercicio abusivo puede generar daños indeseados a terceros. Las palabras tienen peso y una vez pronunciadas no las podemos detener.

Todos tenemos la responsabilidad de trabajar juntos para construir una sociedad más justa y equitativa, donde se respeten los derechos y la dignidad de todas las personas, sin excepción. Para construir una cultura de paz, se necesita proteger los derechos humanos de todas las partes.


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Por Edith Roque Huerta

Abogada, Doctora en Derecho, Profesora e Investigadora, Traductora Jurídica, Mediadora Certificada. Twitter: @eroqueh

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