Mucho hemos visto y hablado del tema, no solamente a nivel local, regional, nacional e internacional; lo que poco hemos hecho es analizar su construcción desde la perspectiva del habitante que convive cotidianamente con uno de los afluentes más contaminados del mundo (Nápoles, 2022).
El río Santiago no solo ha sido de referencia para investigadores sobre las más claras afectaciones al
medio ambiente; esto va más allá, al ser una cuenca que se comprende desde río Lerma – lago de Chapala – río Santiago, incluyendo otros ríos, arroyos, acuíferos y escurrimientos relacionados entre sí (Torres, Nápoles y Plazola 2019).
Aunque en febrero pasado @EnriqueAlfaroR presumió las obras para abatir la contaminación del río Santiago, no se ve ningún avance, con ello incumple las medidas cautelares que emitió la @CIDH a los pobladores de la cuenca. #video de Enrique Lira pic.twitter.com/b6jqLvhCio
— Gloria Reza (@GloReza) July 21, 2020
Al final, todos tienen afectaciones directas e indirectas por actividades industriales, agrícolas, ganaderas y habitacionales principalmente.
La contaminación del Río Santiago es una crisis de más de diez años y por lo visto tardará muchos más en resolverse. pic.twitter.com/xVIO6OWbpq
— Ruido en la Red (@RuidoEnLaRed) February 23, 2020
Te recomendamos: Dicha pública y benevolencia para los animales
Cuestionamientos
Muchos de estos caudales han sido olvidados y algunos están muriendo. Para comprender el nivel de
contaminación que tiene el río Santiago, habría que preguntarnos:
- ¿Qué estamos haciendo para salvarlo?
- ¿Identificamos el problema como una severa afectación ambiental?
- ¿Cómo definimos tal daño?
- ¿Cuáles son los malestares que se padecen?
- ¿Qué alternativas de solución estamos planteando para resolver el problema?
Seguramente el resultado indicará que la responsabilidad total es de los gobiernos en sus distintos niveles, pero entonces ¿Dónde está nuestra incidencia colectiva? ¿Qué no es más fácil generar acciones cotidianas e inmediatas por más breves que estas sean?
Si sumamos todos los esfuerzos, esto detonará el inicio del proceso de salvamiento del río Santiago. Informémonos, seamos conscientes y sensibles del daño a nuestros cuerpos de agua; identifiquemos el problema, conozcamos sobre él, planteemos alternativas de solución y lo más importante, manifestémonos y exijamos resultados concretos para su mejoramiento.
¡Actuemos ya!
Referencias:
-Nápoles, D. (2022) Realidades construidas y participación sociopolítica entorno a un río contaminado. La comunidad de Santiago Totolimixpan. Wissenschaftlicher Verlag Bln Olaf Gaudig & Peter Veit GbR. Berlín.
-Torres, A., Nápoles, D., y Plazola, M. (2019). Servicios públicos, desechos urbanos-industriales y saneamiento: impacto a la salud en poblaciones aledañas al Río Santiago. En Torres, A., y Mates, J. (Eds.), Los servicios públicos en México y España. (pp. 445-470). Silex. ISBN: 978-84-773-7
-McCulling, C., y Moaya, C. (2007). Martires del Río Santiago. Informe sobre violaciones al derecho a la salud y a un medio ambiente sano en Juanacatlán y El Salto, Jalisco, México. Ed. Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario, A.C.
México.