Esta semana se dio a conocer el informe Global Organized Crime Index 2023 elaborado por Global Initiative, una organización civil con sede en Ginebra, Suiza.
Los resultados arrojados sobre México no llaman a sorpresa, por el contrario, son el reflejo de la cotidiana violencia que experimentamos en diversos puntos del país.
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Según el informe, México es el tercer país con el mayor índice de criminalidad en el mundo; y el segundo en América. Nuestro país obtuvo una puntuación de 7.57 en cuanto a sus niveles de criminalidad. En el primer lugar se encuentra Myanmar, con 8.15, seguido de Colombia, con 7.75.
Motivos de la violencia
Desde luego, este resultado es consecuencia de dos dinámicas diferentes y entrelazadas, a saber, la multiplicidad de los grupos criminales que hoy por hoy han diversificado sus actividades ilícitas que van desde:
- Trasiego de drogas
- Extorsión
- Ciberdelincuencia
- Cobro de plaza
- Comercio de armas
- Tráfico de migrantes
Lo anterior aunado a la incapacidad de los tres niveles de gobierno para diseñar y poner en marcha una adecuada estrategia de seguridad.
Propuestas van y propuestas vienen y tenemos casi un cuarto de siglo metidos en una dinámica de violencia que crece cada día.
A querer o no, este es el gran pendiente de nuestra transición democrática. Estamos metidos en una ironía:
Cuanto más fortalecemos nuestra democracia electoral y experimentamos las alternancias electorales, mayor crece la violencia, la inseguridad y la delincuencia en nuestro país.
Los últimos acontecimientos en Chiapas, Jalisco y Nuevo León no dejan dudas al respecto. Cárteles de la droga placeándose frente a la población que les lanza porras y vítores; una alcaldesa levantada a plena luz del día en Guadalajara; enfrentamientos y bloqueos en el Aérea Metropolitana de Monterrey; jóvenes desaparecidos cotidianamente.
Lo más grave de todo ello, es que las autoridades comenzando con el presidente, Andrés Manuel López Obrador y terminando con el alcalde de cualquier municipio tienen como norma discursiva minimizar los hechos de violencia cotidiana reduciendo peligrosamente las causas del fenómeno.
En tanto, las autoridades no asuman con total responsabilidad la violenta realidad que experimentamos los mexicanos y actúen en consecuencia, México seguirá siendo uno de los países con los mayores índices de violencia del mundo.