El debate presidencial llevado a cabo el pasado martes 10 de septiembre entre la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Trump, representó un choque de posturas muy definidas.
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En contraste con el debate pasado, la nueva candidata del partido demócrata tuvo intervenciones sólidas que nos permitieron entender mejor el camino que, de ser electa, tomaría su nación en términos ideológicos.
Lamentablemente para los estadounidenses, aún no está claro de qué forma se ejecutarán las propuestas de ambos candidatos para hacer frente a la incertidumbre que se vive en el país.
Trump se centró en deslindarse del ataque al capitolio que tomó lugar el 6 de enero de 2021, señaló que aquellas personas que entraban irregularmente a los Estados Unidos eran “criminales, terroristas y traficantes de drogas”.
Habló sobre su intención de someter a votación la legalidad del aborto por estado, y también afirmó que seguía sin reconocer el triunfo de Biden en la contienda presidencial anterior.
Harris, por su parte, no temió en criticar las faltas administrativas y antecedentes penales del expresidente una vez que él habló de la criminalidad que le atribuye a los migrantes.
Su enfoque durante el debate apeló a los sentimientos del orgullo nacional, la protección de los derechos civiles y al mantenimiento de la unidad nacional e internacional.
Al tocar la política exterior estadounidense, Trump mencionó que él habría podido acabar con la guerra en Ucrania porque era “respetado tanto por Putin como por Zelensky”.
Criticó el pésimo manejo de la retirada de las tropas estadounidenses en Afganistán al inicio del gobierno de Biden, y también le atribuyó el crecimiento militar de Irán y de grupos islamistas como Hamás y Hezbollah.
Harris habló de lo incongruente que era la relación de Trump con el dictador de Corea del Norte, Kim Jong-un, defendió la relación que se ha mantenido con los miembros de la OTAN, y opinó de forma controversial que apoyaba totalmente la autodefensa de Israel y que partiría de un plan de reconstrucción de Gaza una vez haya terminado la “guerra”.
Entre los comentarios más polémicos del debate Trump dijo: “si ella es presidente, Estados Unidos se va a convertir en un Venezuela en esteroides”, “los demócratas radicales hablan de ejecutar a bebés recién nacidos”, “los migrantes se han comido a las mascotas de ciudadanos de Springfield, Ohio” y también que “deportaría a 10 millones de migrantes irregulares”.
Harris, en el tema del desempleo dijo, “Donald Trump nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión, la peor epidemia de salud pública en un siglo y el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil”.
Ambos mantuvieron sus ideales con firmeza, pero no quedó clara la forma en la que ejecutarían sus puntos de vista.
Aún permanece incierta la decisión que tomarán los votantes el mes de noviembre de este año, se encuentran ante la disyuntiva de escoger a uno de dos candidatos que distan de ser ideales.
Este debate se caracterizó por la evasión de preguntas por parte de Trump y por una moderación que más que centrarse en conocer propuestas, invitó a los candidatos a definir y defender sus posturas. El
único desenlace válido podrá encontrarse en las urnas.
*Columna invitada: Adrián Cosío, alumno séptimo semestre de Relaciones Internacionales, Tec de Monterrey