Lo que se esperaba como una gran fiesta en Guadalajara, terminó en frustración y tragedia para los seguidores de las “Chivas”, al no conseguir su título número 13 y empatar al América como los máximos ganadores del futbol mexicano.
La directiva de Chivas, encabezada por Amaury Vergara, decidió romper con paradigmas e iniciar un ciclo más, corrió a Ricardo Peláez como presidente deportivo y encargarle al español exReal Madrid, Fernando Hierro, el nuevo proyecto, y trajo al entrenador serbio, Veljko Paunovic, para hacerse cargo del equipo de primera división.
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Después de un inicio incierto con un proyecto nuevo, Paunovic supo ganarse el respeto (situación nada fácil) de los chivahermanos, quienes empezaron a creer después de años de frustración y cambios de proyectos.
Chivas, sorpresivamente terminó bien el torneo y ocupó el tercer lugar de la tabla general, llegando a la Liguilla por la puerta grande y eliminando a sus dos más odiados rivales, en cuartos de final al Atlas (por mejor posición en el tabla) y posteriormente al América en una sensacional voltereta.
Llegan a la final y en el partido de ida en Monterrey, con una gran disciplina táctica defensiva que controló a la poderosa ofensiva de Tigres (0-0 en la ida), el Rebaño Sagrado regresó a casa, al estadio “Akron” a lograr el ansiado título, había que ganar con cualquier marcador.
Estuvo muy cerca de conseguirlo, dominó claramente el primer tiempo se fue arriba merecidamente 2-0 con goles de Roberto Alvarado y de Víctor Guzmán.
Pero en el segundo tiempo Tigres sacó todo su arsenal ofensivo Nico Ibáñez, Nicolás “Diente” López, Gorriarán…
El gol del descuento para los felinos cae al minuto 65, una jugada fortuita, un accidente, ya que el impecable central rayado, Antonio Briseño toca accidentalmente la pelota con la mano que cambia la trayectoria del remate, el árbitro del partido, Cesar Ramos tarda, pero finalmente marca la pena máxima, que cobra magistralmente André-Pierre Gignac.
A partir de ese momento todo cambió, Paunovic se asustó y empezaron los cambios que desdibujaron al equipo, perdieron el control de la pelota y permitieron que Tigres se viniera con todo, y al minuto 71 Sebastián Córdova dio el empate a los regiomontanos, para forzar los tiempos extras.
Ya en el tiempo suplementario en el minuto 109, Guido Pizarro le dio la puntilla a las Chivas, con un tanto después de una “melé” en el área tapatía.
Chivas intentó reaccionar con más entusiasmo que orden, cayendo en el marcador final 2-3, ente la mirada incrédula de todos los chivahermanos que ahorraron mucho dinero para ver coronarse a sus amadas chivas en el estadio Akron y millones por televisión.
Será para la otra, Chivas tiene un fututo brillante.
Ánimo.