Ayer, el secretario de seguridad pública del municipio de Coyuca de Benítez, Guerrero, Alfredo Alonso López, el director de la policía preventiva, Honorio Salinas y 11 elementos policiacos, fueron emboscados y asesinados por un grupo de al menos 30 hombres armados en la comunidad El Papayo ubicada cerca de la carretera Acapulco-Zihuatanejo.
En el sitio quedaron los cadáveres de los dos mandos policiacos, así como de cinco uniformados, mientras que sus otros seis compañeros fueron secuestrados.
Posteriormente fueron localizados con huellas de tortura, amarrados de las manos hacia la espalda y con disparos de armas de fuego de diferentes calibres.
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Con este hecho de violencia arrancaron la semana en el municipio de la Costa Grande guerrerense.
La historia de violencia no se detiene y la zozobra de la población de aquella región tampoco. Es evidente el desgajamiento del tejido social frente al peligroso avance de los grupos criminales que actúan en completa libertad e impunidad ante la debilidad del gobierno de Evelyn Salgado Pineda.
En este contexto, diversas organizaciones civiles, sobre todo campesinas e indígenas, se miran constantemente amenazadas en sus comunidades por el crimen organizado que ha diversificado sus actividades a partir del desplazamiento de la heroína por opioides sintéticos como el fentanilo que han reducido la demanda de goma de opio, un cultivo muy arraigado en el campo guerrerense.
La violencia no se detiene en Coyuca, por el contrario, se esparce por todo el territorio del estado. Hasta septiembre de este año, en Guerrero se habían registrado mil 289 víctimas de asesinato, cifra que no se tenía desde 2019.
Actualmente la vorágine criminal en Guerrero se debe a la disputa que libran por la plaza al menos 16 grupos criminales, entre ellos el Cártel Jalisco Nueva Generación, Guerreros Unidos, Los Viagra y la Nueva Familia Michoacana.
La pelea por el territorio que llevan a cabo estos grupos está anclada a tres de sus principales actividades delictivas: la extorsión, la venta de drogas y los secuestros.
En tanto, el gobierno estatal en coordinación con los municipales y las autoridades federales no establezcan un plan estratégico que incluya acaban con la corrupción, la impunidad y el maridaje entre policías y criminales en el estado, las acciones de gobierno para enfrentar el flagelo de la violencia quedarán como esfuerzos aislados frente al avance de los grupos criminales.
Profesor del Tec de Monterrey
@contodoytriques