Jalisco por su posición privilegiada de tercer lugar en número de electores se convierte en un Estado estratégico para la elección de 2024.
El Estado de México y Ciudad de México ocupan las dos primeras posiciones, respectivamente.
Jalisco se ubica dentro de las siete entidades que mantienen más del 50% por ciento de electores del país junto con Veracruz, Puebla, Guanajuato y Nuevo León.
Al momento el PRI mantiene el Estado de México; Morena gobierna la Ciudad de México, Veracruz, y Puebla; Movimiento Ciudadano manda en Jalisco y Nuevo León; Guanajuato lo dirige el PAN.
Si bien cualquiera de los siete estados mencionados tiene un soporte sólido para generar una candidatura viable a la Presidencia de la República, Jalisco tiene condiciones específicas que lo convierte en idóneo para tal fin.
Si llevamos un método de eliminación por las debilidades de los otros estados, podemos afirmar que el Estado de México ha sido un espacio de fortaleza tradicional del PRI, entre otras razones por haber convertido la administración pública en instrumento no solo de poder político sino económico.
La Ciudad de México por el simple hecho que la titular de su gobierno sea precandidata de Morena, genera división dentro de su corriente y permanente tensión con las otras fuerzas.
Veracruz mantiene un gobierno sin brújula, enfrentado con sus propios correligionarios y con un alto nivel de inestabilidad social y política.
En Puebla su gobierno no logra consolidar el liderazgo ante la sociedad, lo que provoca permanente inestabilidad.
Guanajuato aunque su gobierno no es un modelo de honradez y eficiencia, mantiene control de las élites políticas, lo que hace difícil el desplazamiento del grupo.
En Nuevo León es difícil el crecimiento de su gobernador por la superficialidad con que se conduce y el alcalde de Monterrey que basa su presencia en el apellido familiar, se antoja lejana su posibilidad para obtener un triunfo electoral nacional.
Jalisco por su parte tiene las condiciones para generar una candidatura fresca, novedosa y con una alta probabilidad de posicionamiento.
No estamos hablando de un personaje local, sino que pudiera adoptar e impulsar una candidatura de personalidad afín a su cultura progresista y socialdemócrata, con una clase media amplia y de fuerte liderazgo, sustentada en la educación superior de sus universidades y la cultura de tradición federalista e independiente del centralismo tradicional.
Un elemento que influye en la potencial ecuación electoral es la debilidad del gobierno estatal, que pierde la brújula ante los temas centrales que afectan a la población, como la seguridad pública y el abandono de las políticas ambientales, amén de mediocre educación pública.
Si seguimos la lógica nacional hemos de decir que la zona metropolitana resolvería la elección, ya que sus cincos municipios principales contienen el 57% de los electores del Estado.
Tlajomulco de Zúñiga, Zapopan, Guadalajara, Tonalá y Tlaquepaque habrían de inducir el triunfo del gobernador y los senadores de dicha elección.
Sin embargo, para lograr el propósito electoral, Jalisco necesita una plataforma distinta a las fuerzas dominantes actuales.
Con condiciones para obtener el triunfo de un partido o fuerza política que impulse un proyecto nacional, que serían la selección de candidatos locales. De esa manera se potenciarían ambos proyectos, el nacional y el local.
Podemos decir así que una fórmula de candidato a la presidencia que genere confianza y certeza, podría abonar en la ruta local de la elección.
Dicha condición podría apreciarse con claridad hasta el momento que se decanten las distintas candidaturas y conozcamos el reacomodo de partidos y fuerzas políticas nacionales.
En el actual marco es difícil percibir como se presentarían liderazgos y acomodos de las distintas fuerzas políticas y si habría en su momento liderazgos emergentes que rompan la estructura tradicional de los grupos e intereses políticos.
Pero, a simple vista se percibe el desencanto de la sociedad, sobre todo ante potenciales candidaturas locales.
El desempeño de los últimos gobiernos estatales y municipales generan pesimismo, ante la deshonestidad, la ineficiencia y el abandono de las tareas sustanciales, de las que depende la vida armónica y productiva de una sociedad.
En el escenario actual se visualiza una pobreza de liderazgos, no es posible establecer una corriente dominante, antes bien a los personajes importantes de las dos tendencias, su desempeño los ha llevado a un punto menos que muerto.
Todo ello, sin contar los anteriores partidos PRI y PAN, que perdieron la consideración de la población ante sus errores, torpeza y cinismo.
Podemos decir que la sociedad jalisciense está huérfana de liderazgos y por consecuencia de candidaturas sólidas, lo que en si es una debilidad y una fortaleza.
Por un lado es deprimente al punto de incapacidad al que han llegado quienes administran el Estado y sus municipios.
Por otro lado, las administraciones serán tierra fértil para crecer nuevas propuestas, a la vez que se abre una oportunidad para que nuevos lideres aparezcan ofertando las propuestas que esta sociedad necesita, ante los oídos sordos de los intereses que dominan partidos y candidatos.
El reto de desentrampar el Estado es una demanda mayor, con grandes dificultades, con instituciones demeritadas por el mal uso de la administración, por la perversión del ejercicio de la función pública.
De no surgir alternativas para candidatos confiables, continuará el Estado por la ruta de la torpeza, la indolencia y el cinismo.
El fenómeno no visible de momento, pero conforme avance el proceso de candidaturas nacionales, será probable que aparezca una alternativa sólida, que genere certeza y confianza a partir de un perfil de eficiencia, oferta que puede surgir desde la confusión actual.
El camino para salir del marasmo en que nos encontramos y convertirnos en el motor y la plataforma de una propuesta nacional nueva y fuerte para generar una candidatura de grandes expectativas, pudiera no estar lejana.
Si lográramos dicho propósito con la creación a su vez de una nueva corriente que genere confianza en la ciudadanía y opere con eficiencia, podríamos estar en la antesala de la recuperación de la pujanza de Jalisco. Todo ello a partir del impulso de una sociedad agraviada.