Luego de que la Corte Suprema de Estados Unidos determinara que el gobierno de Joe Biden puede levantar el programa Protocolos de Protección al Migrante, conocido como Quédate en México, y así recibir a los miles de migrantes que han solicitado su asilo en la Unión Americana para esperar la resolución de su caso allende el río Bravo, el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, volvió a responder a esa decisión con medidas antimigrantes.
Esta semana, el mandatario estatal dio una Orden Ejecutiva para autorizar al Departamento de Seguridad Pública estatal y la Guardia Nacional local a aprehender y devolver a migrantes “sin papeles” a la frontera con México, pero sin dejarlos en territorio mexicano, con lo cual asume facultades que competen al gobierno federal y trascienden sus límites en los asuntos migratorios.
Política migratoria
Si bien es cierto, que la política migratoria es competencia de Washington, también lo es que, durante más de un año, los agentes de seguridad de Texas han patrullado la frontera con mano cada vez más dura.
Para llevar a cabo su estrategia, el gobernador le dio una interpretación a la Constitución de Estados Unidos para justificar las acciones de la Guardia Nacional o la policía estatal contra los migrantes.
Si bien, Abbott no declara explícitamente que hay una “invasión” de su estado por parte de los migrantes, si hace un movimiento para invocar una declaración de la Constitución que le permitiría tener una base legal para que los estados puedan invocar los poderes de guerra.
Desde el gobierno texano se ha apelado al Artículo IV, Sección 4 de la Constitución establece que “Estados Unidos garantizará a todos los estados de esta Unión una forma republicana de gobierno y protegerá a cada uno de ellos contra la invasión”.
Así como a la Constitución estatal que permite al gobernador el uso de la Guardia Nacional local y de otras fuerzas de seguridad “para ejecutar las leyes del Estado, reprimir insurrecciones y repeler invasiones”.
Por otro lado, los jueces de cuatro contados texanos, Kinney, Goliad, Terrel y Uvalde, firmaron una declaración de emergencia por la “invasión” de migrantes en el estado y pidieron al gobernador Greg Abbott que reconozca el problema y lo trate como tal.
Como corolario a todo esto aparece la campaña electoral donde el gobernador busca su reelección el 8 de noviembre, y las personas migrantes vuelven a ser colocadas como moneda de cambio en favor de las aspiraciones políticas de los funcionarios.
Veremos en qué termina todo esto, porque a cuatro meses de las elecciones intermedias, la Casa Blanca está más preocupada por retener el control de la Cámara Baja y no perder la igualdad en el Senado, que en atender las dinámicas migratorias en la frontera sur estadunidense.
Profesor-investigador del Depto. de Relaciones Internacionales, región occidente. Tec de Monterrey.
@contodoytriques
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