Uno de los periodos en la historia occidental que se ha resaltado por sus pretensiones de alcanzar un progreso moral fue la Ilustración.
En esta época pensadores y pensadoras ofrecieron argumentos sólidos para promover diversas prácticas que tuvieran el objetivo de relucir lo más excelso de la especie humana: la razón capaz de frenar los deseos que causaran daño innecesario a otros humanos y seres sintientes.
Estas prácticas tendrían una doble finalidad: evitar el sufrimiento y maximizar la felicidad de la mayoría o el ejercicio de la empatía hacia los más indefensos. Uno de estos pensadores fue Jeremy Bentham.
Para este filósofo inglés era preciso “extender el dominio de la dicha por donde quiera que respire un ser capaz de gustarla” porque, para Bentham la “acción de un alma benévola no se limita a la raza humana”.
Te recomendamos: Mujeres, animales y la práctica del cuidado
En sus obras Los principios de la moral y la legislación, o en Deontología o Ciencia de la moral, se pueden leer una serie de pasajes que atienden la cuestión de los intereses de los animales como tema de su preocupación moral y jurídica por ser estos, parte de los seres sufrientes.
La influencia de este tipo de pensamiento en Inglaterra tiene relación, sin duda, con que, en esa región del mundo, para fortuna de muchos animales humanos y no humanos los espectáculos basados en la crueldad fueran prohibidos desde el siglo XIX.
En sentido contrario, en países como España donde la Ilustración fue un tanto tardía, se constituyó una tradición de la crueldad, a saber: “la época clásica de la tauromaquia, ya completamente constituida en su reglamento, estructura y carácter” (Mosterín, 2010: 35).
La tauromaquia, tradición cruel, fue impuesta en México por los colonizadores y hasta la fecha se sigue realizando en distintos partes del país. Es entendible, más no defendible, que los argumentos de Bentham para incluir a los toros en la protección moral jurídica no sean escuchados en una nación colonizada por el barbarismo hispánico.
En México la justicia no tiene como compañera la benevolencia por lo que legalmente se permite lastimar a estos rumiantes.
Aunque ahora está de moda arrogarse de progresista elaborando leyes de protección animal, basta leer dichas legislaciones para darse cuenta que lo que se hace en realidad es legalizar el maltrato y la violencia contra los animales.
Nuestro país penosamente tiene bastantes ejemplos. Uno de ellos puede leerse en el Artículo 47 Ley de Protección y Cuidado de los Animales del Estado de Jalisco. Ahí seseñala que “Está prohibido el adiestramiento de un animal cuando tenga por finalidad prepararlo para hacerlo pelear en espectáculos públicos o privados.”
Pero a la vez existe un Reglamento para los espectáculos donde se permite las corridas de toros. ¿En qué quedamos? Es un hecho que en la tauromaquia, a los toros, pacíficos herbívoros, se les prepara para hacerlos pelear en un espectáculo sumamente cruel.
Al ser un animal pacífico “en el momento de salir se le clava la divisa con el fin de que salga disparado por el dolor […luego] el matador da instrucciones al picador para que le rompa [al toro] los músculos del cuello y de la espalda […] moviendo circularmente la pica, que penetra hasta 40 cm en el animal destrozando sus músculos mientras chorrea sangre […] después se le clava una serie de arpones (llamados banderillas) en el dorso […] llega el momento de matar al toro de una estocada […] a menudo fallan sus estocadas, teniendo que repetir una y otra vez el estoque.” (Mosterín, 2010: 37-42)
Miles de toros son matados cruel y legalmente en nuestro país. Dejemos de reproducir el barbarismo taurino y realicemos el anhelo moral de la ilustración.
Seguimos siendo crueles e ignorantes. Abusamos de los seres indefensos ke su único pecado es haber coincidido con nosotros en este mundo disparejo. Ojalá y se acabara la raza humana/inhumama
Es impresionante como las leyes tienen tantos huecos, es urgente dejar de tapar el sol con un dedo en el ámbito jurídico. Y porsupuesto es urgente ver que nuestro deber como especie es aprender a respetar a las demas formas de vida que habitan con nosotros. Abrir los ojos y entender que es necesario y justo adecuar nuestro pensar a esta nueva era para poder progresar.
Desconocía el dato de las leyes a favor de los animales en el Siglo XIX, en Inglaterra. Es penoso saber que la legislación de nuestro país no ha tomado como ejemplo esos antecedentes legales y se base en la simulación y en la contradicción. Esperemos que pronto prevalezca la razón sobre la barbarie y se implemente un régimen más justo para todos los seres sintientes.
¡Qué buena reflexión, Nely! Si la teoría crítica nos ofrece, y con atino, un panorama de las falencias y formas de barbarie de la Ilustración, también es justo y obligatorio -hasta como asunto de honestidad intelectual- reconocer que este movimiento político y filosófico aportó ideas, conceptos, argumentos y datos observacionales valiosísimos a la naciente preocupación por los animales. Desgraciadamente, no pocas veces las fuerzas que impulsan las causas en defensa de los más vulnerables parecen quedarse cortas, como quien dice a mitad del camino; y se toma de la Ilustración lo único que conviene a la perpetuación del dominio de la humanidad sobre el resto de los animales sufrientes. A nosotros y nosotras nos corresponde seguir fungiendo como fuerzas impulsoras del cambio y hacer notar que los animales no humanos también merecen -y no pueden esperar más por- su propio Siglo de las Luces.
¡Gracias por este artículo! Que interesante leer sobre la Ilustración directamente relacionada con un problema tan específico como lo es la crueldad contra los toros.
Ojalá pudieran mencionarse a esos pensadores y/o pensadoras, así como sus argumentos que, en nuestro contexto, se opusieron a la tauromaquia.
De todas las formas de maltrato animal, torturar animales en nombre del deporte o del arte, como algunos denominan a la tauromaquia, me parece de lo más brutal, cruel e irracional. Y ciertamente, la regulación no basta, se debe buscar la abolición de tan vil espectáculo.