El director Darren Aronofsky nos entrega una película de culto
El director de “Requiem por un sueño”, “π el orden del caos” y “el cisne negro”, nos entrega una obra maravillosa del séptimo arte, La Ballena; en un pequeño set con 5 actores y la banda sonora que nos integra a una atmósfera densa y oscura.
Que aborda el dolor de la perdida, la depresión, la soledad, y algo que recién se menciona mucho en redes sociales la gordo fobia, además de la autodestrucción. Brendan Fraser con gran maestría pone el dedo en la llaga y lanza una cruda crítica a la sociedad y su doble moral, qué nos trata como nos ve y nos juzga sin conocernos.
La ballena es una película que no es para todos, que se toma su tiempo para contar la historia, es lenta, y Aronofsky reta a los asistentes a olvidarse de sus celulares, a pensar, a cuestionarse, algo que no a todos les gusta, cuando en plataformas de películas nos entregan cantidades enormes de filmes pero con mínima o nula calidad, haciendo de del cine un producto de fácil consumo.
La actuación de Brendan es sublime, es sin duda el mejor trabajo en toda su trayectoria, su mirada comunica, transmite su sentir, nos hunde en su pequeño departamento de techos bajos y pasillos angostos, con poca luz, cómo si fuera una prisión y en una crisis utiliza la comida como mecanismo para repremir sus sentimientos.
A los pocos minutos de haber empezado la película, la sala de cine estaba en un silencio total, tenía mucho que no vivía algo así, al finalizar la función el silencio se rompió con unos sollozos. La ballena es una película que te rompe el corazón, es cruel y cruda, pero también es nostálgica, sublime, y el final es la cereza de esta obra, es en lo personal de los mejores que he visto en años.
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