Continúa la telenovela de Va por México. De nueva cuenta aparecen recargados. Se olvidaron viejos desencuentros por “traiciones” internas que generaron el desmoronamiento de la alianza opositora por unas semanas. Las ofensas se sepultaron. “En política vale el último acuerdo”, afirmaron.
De nueva cuenta se pusieron de acuerdo en el reparto imaginario de la cosecha electoral en Coahuila, Estado de México, la Ciudad de México y por supuesto, la presidencia de la República. Nadie les impide soñar.
Con voz en pecho, flanqueado por Marko Cortés, presidente del PAN y Jesús Zambrano, mandamás del PRD, el presidente del Tricolor, Alejandro Moreno Cárdenas, afirmó que están preparados para ganar las próximas elecciones estatales de junio en Coahuila y el Estado de México y la federal del año próximo. A su vez, el dirigente panista afirmó que la gente les exigía que se unieran y así lo hicieron.
Junto a ellos una pléyade de suspirantes a los puestos que se ofrezcan, lo que sea es bueno. Lo que caiga agarrarán. Cartuchos quemados, otros tantos tatemados y unos pocos sin usar lucharon por salir en la foto.
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El reparto de las cuotas dejó en claro que las elecciones en los dos estados serán conducidas por el Revolucionario Institucional, con Manolo Jiménez en Coahuila y Alejandra del Moral en el EDOMEX como candidatos; mientras Acción Nacional seleccionará los aspirantes a la Presidencia de la República y al Gobierno de la Ciudad de México que contenderán en 2024.
Bien pudo a ver dicho Amlito, “más seguro más marrado”, asegurando los procesos de este año sin soñar con el 2024.
El PAN por su parte tendrá que esperar al año siguiente para llevar mano en la elección. En cuanto al PRD, con todo y el disgusto de Zambrano (el hombre de experiencia, según dijo Moreno Cárdenas), verá los toros desde la barrera con amplias posibilidades de perder el registro en los próximos procesos.
Si bien la alianza generó entusiasmo entre sus hacedores, no dejaron en claro los términos en los cuales llevarán los blanquiazules el proceso de 2024: si el candidato será o no del PAN, si el proceso de elección del abanderado también lo conducirá el PAN, o si quien resulte elegido para contender puede estar ajeno a ese instituto político, incluso podrá ser priista.
Estas lagunas pudieran generar algunos enfrentamientos en los meses siguientes que produjeran una nueva división de la Alianza. Pero eso solo lo veremos al paso de tiempo.
Por lo pronto, a la oposición les urge, más que tener abanderados o abanderadas, construir una agenda de gobierno poselectoral en beneficio de la ciudadanía que muestre lo que ellos han afirmado ser: “una opción que está del lado del pueblo”. De lo contrario, el naufragio electoral está garantizado.
Profesor del Tec de Monterrey
@cotodoytriques