mié. Oct 9th, 2024
mundo animal
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El encuentro de humanos con otros animales desde tiempos antiguos ha sorprendido al pensamiento filosófico capaz de poner atención a los mundos subjetivos de otras especies.

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Con mundo subjetivo, me refiero a las múltiples posibilidades afectivas o cognitivas que poseen los animales y que quizás nunca podremos conocer, pero que se imponen al pensamiento humano y reclama su reconocimiento como una forma de existencia, que al igual que la nuestra, requiere de un lugar para vivir.

El lugar implica pertenencia a la tierra, esto es, contar con las posibilidades para realización de esos mundos.

Tanto para animales humanos como no humanos, interesa el lugar que habitamos porque nos damos cuenta de la existencia de otros individuos y objetos, mientras que las cosas inertes no pueden darse cuenta de la existencia de lo demás.

Ahora bien, el pensamiento filosófico que ha puesto atención al mundo subjetivo de los animales, nos brinda elementos teóricos para argumentar seriamente la necesidad de devolverles sus lugares a los animales.

En la actualidad son miles de millones los animales despojados de sus lugares. Los despojados no
solo son los llamados animales silvestres y animales liminales (ardillas, pájaros, lagartijas, etc.), sino también los que han sido instalados en naves industriales, jaulas, laboratorios o estanques.

Incluso, para estos últimos, el despojo es más terrible porque va más allá de su lugar: se les despoja de sus territorios-cuerpos cuando se les arrebatan sus pieles, sus secreciones lácteas, sus crías, sus mundos subjetivos y sus vidas.

Encuentros entre mundos

De algunos de los encuentros entre mundos subjetivos de animales humanos y no humanos ha hablado la filosofía antigua occidental.

En esta se elaboraron tratados y teorías que a la fecha siguen teniendo vigencia. Por ejemplo, Sexto Empírico, filósofo escéptico de finales del siglo II y comienzos del siglo III de nuestra era, planteaba que animales humanos y no humanos nos guiamos por representaciones mentales y los conocimientos empíricos son tan fiables en ellos como en nosotros.

Aunque, las representaciones mentales no siempre son iguales en todos los animales-, porque estas dependen en buena medida de la constitución de sus cuerpos o de la posición y capacidad de sus órganos, por ejemplo, algunos pueden poseer una capacidad mayor de olfato, de vista o de sensibilidad corporal,- estas representaciones nos posibilitan elegir, a todos, lo apropiado y alejarnos de lo inapropiado.

Estas indagaciones de Sexto Empírico, resultan suficientes para comprender por lo menos dos cosas; que nuestras representaciones de los animales no empatan siempre y necesariamente con las de ellos, pues no podemos conocer sus mundos subjetivos totalmente, y por tanto, desterrarlos, aislarlos o encerralos en naves industriales, jaulas, laboratorios o estanques, incluso con los “mayores estándares de bienestar o enriquecimiento de jaulas”, altera o empobrece sus representaciones del mundo y su mundo subjetivo.

A su vez, nos posibilita pensar y construir mundos mejores, dejándoles que realicen sus vidas como mejor les parezca, basándose en sus representaciones mentales, pero para que puedan lograrlo, es necesario en un primer momento que les devolvamos lo que les hemos robado, tanto sus lugares como sus territorios-cuerpos.


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Por Nely Lucano

Licenciada y Maestra en filosofía, doctora en humanidades por la UdeG, académica del CUCSH, directora del proyecto "Animales y Praxis" y Encargada de Enlace Académico de la ONG Igualdad Animal México.

3 comentarios en «El encuentro entre mundos subjetivos animales»
  1. Acertadamente se escribe aquí los animales tienen un sentido de hogar y de pertenencia y que muchos son los equivalentes a desplazados como pasa en una invasión o colonización de territorio similar a lo que ocurre actualmente en Palestina.
    También que nuestra percepción de la realidad y nuestros sentidos son limitados en comparación de muchos animales y aún así hay personas que los ven menos y piensan que son objetos reemplazables.

  2. Es cierto, aunque todos los animales percibimos el mundo de maneras distintas (por ejemplo, en función del desarrollo de algunos sentidos sobre otros), todos somos capaces de experimentar dolor y sufrimiento. Por eso es relevante y necesario abrir el debate sobre las repercusiones de nuestras acciones sobre los demás animales.

  3. Tenemos una deuda para con ellos, que al lado del tiempo y de nuestra ‘civilización’ se hace más grande, pero menor, me parece, la consciencia de dicha deuda. Devolverles sus “territorios-cuerpos” requiere de una modificación profunda en nuestros modos de consumo, que honestamente veo muy lejos aún. Pero estas reflexiones de la Dra. Nely suman esfuerzos para movernos en esa dirección.

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